20 DE FEBRERO. CAMPUS DE CALPE.
- A las 5 y media me he despertado.- dice Miguel, mientras nos dirigimos a Calpe sobre las 8 de la mañana. Menuda sorpresa me he llevado cuando he abierto la nevera y no había leche; bueno en Calpe desayuno…..todavía me quedan energías de la noche anterior, cuando celebré con la familia, la noche de la hamburguesa.
Por increíble que parezca no nos hemos olvidado de nada, con lo que al llegar al hotel nos ponemos manos a la obra. Entregamos la documentación de los seguros necesarios, recogemos equitaciones, y entre tanto, el movimiento de gente ya es palpable. En la recepción nos encontramos con Eduardo Chozas. Con su tranquilidad de siempre nos acompaña al restaurante, donde “nos cuela” y así puedo tomarme un café con leche y una tostadita con pavo. Miguel prefiere saborear un café a malas penas; tiene cara de querer que todo empiece cuanto antes.
Saludos, abrazos y apretones de manos con todo el mundo que te recuerda de los campus anteriores, ya son cinco años. Unos te ven más gordo, otros más flaco….Vestidos para la batalla y pasando algún que otro apuro con los preparativos, en la explanada del parking se observa un panal de ciclistas, hasta 160, buscando su grupo adecuado o el que mas le apetece hoy. Hay 5 grupos y en el coche ya habíamos decidido que nuestro grupo era el 2, ya que el primero es como una película de Tarantino, sangrante y sin descanso.
Suenan los silbatos, el gps enchufado y nos ponemos en marcha. El grupo parece más numeroso de 33 personas, es la falta de costumbre de rodar en grupo. En los primeros metros, Miguel se pone burrote de ver las máquinas que se manejan en el grupo, y es que así somos….no andamos ná pero nos compramos unos pepinos que pa que…
El camino elegido es llegar a Moraira por la costa y las primeras parejas imponen un ritmo brutal, fuera de lugar para el momento en el que estábamos. Así lo primero que pude escuchar de Miguel fue….- este no es nuestro grupo Raúl…..hizo falta un repecho de un kilómetro al 14-16% para que el grupo se relajara un poco y tras este comienzo y dejar Moraira atrás, nos metíamos en una zona de llano donde el grupo se calmó bastante. Eso no era bueno, porque la gente llegaría fresca a la Vall de Ebo y se haría más dura la subida, 8 kilómetros, pero el ritmo estaba neutralizado por el mismo Eduardo, quien iba en nuestro grupo.
En el kilómetro 40 y tantos, creo, llegábamos a los pies de puerto y cual es nuestra sorpresa que a lo lejos se observa la cola del grupo A. Fue un espejismo, porque no los volvimos a ver. Era el momento de beber, comer y las sensaciones y pulsaciones no eran malas. Un giro a la izquierda muy brusco y Eduardo dejaba puerto libre para realizar la ascensión.
Primeros metros y el cóctel que estaba bebiendo era muy extraño; yo iba muy bien o el grupo iba muy lento. Me marco un ritmo muy alto porque las sensaciones que tenía eran muy buenas y creo con confianza ciega que podría mantenerlo hasta el final.
No miraba para atrás pero sabia que Miguel estaría justo detrás de mi; y delante también, jajajajaja. De repente, sin ningún aviso, noto como los dos gemelos se me suben hasta el culo, con mucha intensidad y por un instante creo que me voy a tener que parar. No tuve más remedio que meter el 25 y pedalear con sumo cuidado, porque podría quedarme tirado en cualquier momento. La rabia de no poder subir picado con Mikipov dura unos segundos, es importantísimo controlar para poder acabar. A mitad de puerto en plena soledad me adelanta un grupo de 6 o 7 personas; al ver como me pasan, parece que reaccioné más psicológicamente que físicamente y a pesar de los gemelos en la nuca consigo unirme a ellos para ir refugiado del viento.
De esta manera llegamos a puerto…en esos momentos uno aprovecha para beber, comer y estirar, especialmente en este campus, ya que los avituallamientos son de primera, no falta de nada, así que te pones hasta los ojos pensando que lo vas a necesitar todo en el siguiente puerto, Bernia. Tuvimos el tiempo justo para echar 2 fotos y tirarnos a tumba abierta por el descenso del puerto.
De nuevo tocaba ponerse a trabajar, incluso en zonas de bajada el pulsometro superaba el 90% de la fcmax. Todo el camino hasta los pies del puerto de Bernia fue un calvario para mis piernas, sin embargo Mikipov, disfrutaba del paisaje. Tuve rampas en lugares donde nunca imaginé que se podían tener y cada vez tenia mas claro que tendría que subirme al coche escoba; éste, por cierto, en los primeros kilómetros del puerto de Bernia, me adelantó y los ocupantes del coche me miraron, como el que mira un trozo de carne a punto de ser devorado por los buitres. Allí me quedé, solo en el puñetero puerto de 12 kms, bueno solo no, porque a mitad de puerto adelanté a uno del grupo que estaba en estado catatónico, un grado superior al mío.
Cuando el último del grupo llega a la cima, paga las consecuencias de ser el último, jejejeje. Tuve 2 minutos para engullir plátanos, manzanas, y llenar bidones. Desde la cumbre de Bernia hay unas vistas espectaculares, se ve toda la costa, se ve Calpe, la meta, el final, hogar dulce hogar, el buffet…..Si la primera bajada fue intensa, esta lo fue más.
La gente tiró a saco y el descenso se convirtió en una última prueba a superar, tanto que el grupo se fraccionó y tuvimos que reagruparnos abajo. Los últimos kilómetros fue un 2x1. Dos pedaladas, una rampa…y de fondo las voces de Eduardo Chozas pidiendo trabajo hasta el último metro. Los metros finales por el puerto de Calpe son los más adecuados para saborear el día que hemos pasado, reflexionar sobre la jornada y pensar cuando volveremos a juntarnos. Lo ultimo está claro; 4-8 Agosto. Campus de Rascaría. El sexto…..
Fuerza y honor para tu próxima rampa...un saludo.
